Daniel J. Carmona / El Boletín de Hágase la Semana Santa
|
(Enriqueta Arcos y hermanos de "Los Lázaros" junto Ángel Delgado) foto: mananta.org |
Esta es la historia de un pasodoble con nombre de mujer. La historia de una mujer que dió nombre a un pasodoble que con el tiempo se convertiría en uno o quizá en el pasodoble más renombrado y airoso del Imperio Romano y por ende, del patrimonio histórico musical de Puente Genil. Esta es la historia de un hecho más de los anécdoticos y llenos de especial sensibilidad que se viven en el interior de una corporación, que transcienden en hechos que pasan absolutamente desapercibidos en nuestra vida cotidiana y que merecen que hagamos eco de ellos.
A continuación transcribimos el artículo publicado en la web de la Agrupación de Cofradías en el que el Presidente de la Corporación Bíblica "La Resurrección de Lázaro", Antonio Bascón Bascón, compartía con todos los cofrades y mananateros de Puente Genil los hechos.
"El primer Sábado de Cuaresma, tuvimos el honor de tener en nuestro Cuartel a D. Angel Delgado, amigo de nuestra Corporacíón y tuvo el detalle de regalarnos un cuadro con la partitura del pasodoble "Enriquetilla". Cual no sería nuestra sorpresa porque ésta venía acompañada de una fotografía de Dña. Enriqueta Arcos, hija de D. José Arcos Cosano, compositor de dicho pasodoble que le puso el título de "Enriquetilla" para dedicárselo a su hija.
Fue entonces cuando el Vicepresidente de la Corporación, Antonio Borrego, me comentó que por qué no ibamos al siguiente Sábado (2º de Cuaresma) a visitar a ésta señora. Por supuesto sin dudarlo, nos pusimos de acuerdo los miembros de ésta Junta Directiva, y junto con Angel Delgado quedamos en ir a conocerla por sorpresa, sin que ella supiese nada.
Fue una experiencia muy enriquecedora en cuanto a emoción y sentimiento, pues ella vive en un residencia de ancianos en Córdoba rodeada de otras muchas ancianas que cuando ibamos pasando por aquel patio y aquellos pasillos nos saludaban como si nos conocieran de toda la vida.
Por fin conocinos a "Enriquetilla" y cuando le expliqué quienes eramos y a qué ibamos, su cara derrochó una gran sorpresa e ilusión. Le entregamos un ramo de flores y ella sólo sabía decir una y otra vez: "Que alegría tan grande", "Que alegría tan grande".
La visita duró aproximadamente una hora y media o dos horas, donde estuvimos hablando de su padre, de su marido y sobre todo de Semana Santa, donde tal y como relata Angel Delgado en un medio de comunicación local, cuando le recitamos el primer verso de "Pa ver prusesiones güenas y con grasia..." ella siguió recitando sin la ayuda de nadie.
Cuando llegó la hora de la despedida, la saludamos con un beso y cuando nos ibamos, nos dice: "Antes de que os vayais, quiero que me deis otro beso".
Sin duda alguna, nos sentimos muy satisfechos, primero por conocer a "Enriquetilla" y segundo porque nos dimos cuenta de la felicidad con que dejamos a una mujer que se merecía, aunque sólo sea un ramos de flores, de estos humildes "Lázaros", "Las Flores en vida se disfrutan mejor".