domingo, 2 de marzo de 2008

"CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA SEMANA SANTA" III

EL PASO

¡Qué sería de la imagen sin el paso procesional! Es el suelo donde habita la imagen de Dios y la Virgen. El paso posibilita ese espacio único donde se recrea y se enmarca la escena bíblica, deteniendo el tiempo y volviendo a la antigua Jerusalén aunque sea por un momento.

El término paso, que proviene del latín passus (paso como medida), no equivale a lo que actualmente entendemos por paso pues en verdad tiene la connotación del término latino gradus, que es la acción de pasar y los costaleros, por ende, que su función es caminar y ser dirigidos debajo del paso, van a paso a paso con lento compás o paso lento (lento gradu).

El paso consta básicamente de la parihuela, que es la estructura de hierro o madera en forma rectangular donde se asienta la canastilla, la candelería y la imagen; la parihuela consta de cuatro patas donde se apoya todo el peso del conjunto y a veces presenta seis patas en los pasos con mayores dimensiones como pueden ser los misterios. Para reservar el anonimato que deben llevar todos los integrantes de las cofradías, y para un mayor decoro y lucimiento estético, la parihuela es rematada por los faldones que mayoritariamente son de terciopelo.

Yéndonos a la esencia de lo que es el paso, podemos decir que el paso está hecho para procesionar y que inicialmente los cargadores lo portaban en andas, es decir, bajo sus hombros. Fruto del romanticismo costumbrista, en el siglo XIX esto cambia radicalmente y surge la persona del costalero, figura que se ha extendido por toda la geografía española. Con lo cual, la apariencia que tenían las andas procesionales cambiaron: se redimensionó el paso haciéndose más grande, pues ahora los cargadores pasaron a estar dentro del paso, debajo de la imagen.

La morfología del paso ha ido cambiando constantemente a lo largo de sus cinco siglos de historia. Al principio el paso procesional carecía de luminaria, de flores y de exornos estéticos, sólo la imagen y las andas portadas por nazarenos eran conjunto suficiente para salir a la calle pues así sólo se articulaba una fe y una devoción verdadera, contemplar la imagen sin adimentos que entorpezcan la contemplación mística del creyente con Dios y la Virgen , Nuestra Madre.

El paso se diseñó para el pueblo y el pueblo sigue en su busca tras tantos años, eso no ha cambiado. El paso porta la escena de la Pasión de Cristo, que posteriormente, se añadió la Virgen bajo palio detrás del Señor.

Antiguamente se prodigaban los pasos alegóricos, esta costumbre estuvo presente hasta principios del siglo XX en pasos como el del desaparecido Niño del Paraíso, que procesionaba el Miércoles Santo o actualmente el de la Santa Cruz en Septiembre por su festividad.

El motivo de sacar pasos allá por el siglo XVI no fue sólo producto de la Contrarreforma luterana sino que también se apostó por educar y evangelizar desde la calle a todo aquel creyente que quisiera profundizar en la fe y en los evangelios, pues al no saber leer la mayoría del pueblo, se abogó por sacar las escenas de los evangelios a las calles de las ciudades.

El paso procesional es la base material de esta fiesta religiosa y merece ser un concepto fundamental de la Semana Santa.

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